La historia del ajo en la cocina y sus beneficios

Hoy en día, el ajo en polvo es un condimento que no puede faltar en las cocinas, pero este producto se ha utilizado por siglos en una amplia variedad de productos y actividades, no sólo para la gastronomía. El ajo tiene sus orígenes en Asia Central, donde en un inicio era utilizado como una alternativa en la medicina alrededor del 3000 a. C., sobre todo en culturas como India y el Antiguo Egipto. Desde esa época, los beneficios del ajo se han popularizado y pasado de generación en generación.

Pero el ajo no sólo es valorado por sus beneficios medicinales, sino también como una de las especias culinarias más apreciadas para las cocinas, ya que se distingue por su fuerte aroma y sabor. Los primeros registros del ajo indican que los faraones egipcios lo valoraban mucho, y que les daban una ración diaria a los esclavos que construían las pirámides para que se mantuvieran sanos y fuertes.

A lo largo de la historia se ha considerado como un remedio confiable contra algunas epidemias, como el cólera y la tuberculosis, además de la cura contra infecciones virales, bacterianas y hongos; esto se debe a sus altas propiedades antibacterianas, que si bien no se comparan con los antibióticos modernos, sí se trata de un antiséptico natural ideal para limpiar pequeñas heridas y evitar sus infecciones.

Los beneficios del ajo

Los beneficios para la salud de consumir ajo han sido muy conocidos a lo largo de los siglos, además de agregar un gran sabor a los alimentos, como un condimento que no puede faltar en sus cocinas, también es muy bueno contra el resfriado común por sus altos niveles de vitamina C, así como por sus efectos antioxidantes.

Otro de los nutrientes del ajo que son muy beneficiosos en el consumo es la alicina, la cual actúa como un potente bactericida y fungicida contra una amplia variedad de microorganismos, como algunos virus, bacterias y hongos que son muy comunes, lo que le da sus propiedades antisépticas y depurativas.

Una beneficio más de la alicina y el consumo del ajo, es que ayuda a proteger el corazón que es un órgano vital y debe ser cuidado ya que es propenso a una gran variedad de padecimientos. El consumo del ajo ayuda al corazón al reducir de manera significativa el colesterol malo, que es causante de problemas cardiovasculares. Con ello, impide que la grasa quede atrapada en las arterias, mejorando también la circulación y eliminando las obstrucciones, principales causantes de los infartos y derrames cerebrales.

Aunque esos no son los únicos beneficios para el corazón, al consumir ajo en polvo o fresco también estarán ingiriendo una gran cantidad de vitamina B, especialmente aliina y alinasa, un grupo de sustancias que protegen los vasos sanguíneos y ayudan a disminuir la hipertensión arterial al mejorar la circulación y equilibrar el ritmo cardiaco.

Un beneficio más es que ayuda a limpiar el organismo, al atacar las sustancias dañinas de los alimentos y promover la incorporación de los nutrientes saludables en el organismo, así como evita el surgimiento de focos de infección y estimula las defensas, al fortalecer su sistema inmunológico.

Por ejemplo, en caso de un resfrío, el ajo puede servir como un remedio natural para descongestionar las vías respiratorias, ya sea crudo o en polvo, además ayudará a la desinfección y la desinflamación del sistema respiratorio, para curar este tipo de patologías de una forma muy eficiente.

Ventajas nutricionales del consumo de ajo

El consumir ajo crudo o el polvo tiene muchas ventajas nutricionales, por lo que, como hemos mencionado, debe ser incluido en su dieta. En primer lugar, es una fuente de vitamina B6, también conocida como piridoxina, así como una gran fuente de manganeso, selenio y vitamina C (en el caso del ajo crudo); además, provee varios minerales, entre los de mayor porcentaje están el fósforo, el calcio, el potasio, el hierro y el cobre.

Se piensa también que muchos de los efectos terapéuticos percibidos se deben al ingrediente activo, la alicina, este compuesto contiene sulfuro, que le da al ajo su distintivo aroma y sabor acre; este vegetal también contiene fructositas, aceite esencial, pequeñas cantidades de vitaminas A, B1 y B2; adenosina, hierro, sílice, azufre, yodo, fósforo y potasio.

Si bien estos beneficios son mayores en el ajo fresco, no se puede descartar el ajo en otras presentaciones, como en polvo. Esta presentación tiene una ventaja mayor, puesto que permite su conservación por más tiempo. Un ajo fresco debe ser almacenado a temperatura ambiente en un contenedor abierto colocado en un espacio oscuro, lejos del calor o del la luz solar para que puedan mantenerlo de dos a seis semanas en perfecto estado en un bulbo completo, pero después de romperlo, su vida útil se redice a unos días, mientras que en polvo sólo requiere estar en un lugar alejado de la humedad en un frasco sellado para poder conservarlo por varios meses en perfectas condiciones, sin que se pierdan nutrientes. Además, es más sencillo de utilizar en los platillos, puesto que sólo tienen que rociar la cantidad establecida en la receta y mover para una mezcla homogénea.

Cómo pueden ver, el ajo ha sido utilizado desde hace más de 5,000 años en las cocinas y como medicina alternativa. Tiene muchos valores nutricionales que ayudan a mejorar las defensas del cuerpo e incluso se relaciona en el tratamiento de ciertos padecimientos, es por ello por lo que en su versión fresca o en polvo no debe faltar nunca en sus hogares.

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